Rumbo a la guarida...

Shion comenzaba a alejarse de aquella que hace años fuera su aldea de residencia tras la charla breve con aquel que ahora fuera el nuevo raikage, sin embargo parecia que este no habia entendido que el no era un criminal comun y corriente, asi que habia cometido el error de enviar a unos pobres y debiles anbu a vigilarlo, un error que no tardaria en lamentar, tal parecia que aquellos anbu no tenian ni idea de a quien estaban siguiendo, una leve sonrisa se dibujo en su rostro mientras seguia su camino como si no se hubiese dado cuenta de que le venian siguiendo.

Shion conocia a la perfeccion todo el territorio de la nube, pues habia crecido ahi y en muchas ocasiones en el pasado el mismo habia explorado todos los alrededores, sabia que habia una buena cantidad de charcos enormes de agua por todos lados, asi que mientras corria por aquel paraje de pronto se dejo caer dentro de un charco y desaparecio.

En ese momento parecia que los anbu estaban desconcertados, pues no parecia haber rastro de el, fue entonces cuando repentinamente los brazos de todos los presentes fueron rebanados por una katana afilada dejandolos inutiles a todos, habia sido un movimiento tan veloz que aparentemente no habia dado lugar a defensa alguna, fue entonces cuando los anbu ahora desangrandose en el suelo observaron la figura de Shion quien portaba una katana bastante especial.

-Que tonto...saben, no me gusta que nadie me siga, lamentablemente para ustedes no hay forma de regresar a casa...-

Shion elevo su katana.

-Descuiden...con su muerte, el raikage va a captarlo...-

Y asi dejo caer el filo de la katana.

-Y ahora...le enviare un recado muy claro a ese sujeto...-

Tras esto salio corriendo de aquel lugar ahora sin que nadie le siguiese.